viernes, 23 de diciembre de 2011

FELIZ NAVIPEICH


Agrio el último sabor.

Estallo la bola
de un azul metálico de brillante pupila
contra el tronco plasticoso del abeto
que recibe mi mensaje de discordia, sumiso y aterrado,
con la misma cara de la china que despachó
mi absurda compra antinavideña.
Participé en la tala del bosque
donde todo era de plástico y de plastilina.
Soy culpable por ser moderna.
¿Soy una cabrona o una heroina?
¿Tendremos que reciclarnos juntos
cuando las luces de los grandes almacenes
decaigan y nos aplasten las rebajas?
Aunque el euro se hunda
siempre nos quedará el reflejo de neón,
las cejas fruncidas de las dependientas,
el papel de esos regalos que nunca quisiste
y un bonito recorrido por el casco antiguo de Madrid.
Es fácil estar de acuerdo
cuando es la frustración la que manda.