miércoles, 23 de marzo de 2011

INTERIOR DESDE DENTRO


Me miro desde dentro

las pupilas amanecidas de sueño

que giran y se miran,

que giran y se miran.


Me vacío la cabeza desde dentro

ahuyentando cabezas blancas y grises

que se aman,

y se atan mutuamente,

y se imponen, y se olvidan.


Me escribo desde la esquina del codo

y me veo lejos, como huida de una mariposa

de alas estrechas y de besos furtivos, amarrados.

Mariposa de pestañas de cobre

que sujeta entre sus cristales

la parte herida y sangrada del alma.

Mariposa libre, que me cubre y que me acaba

-aleteo de mariposa enamorada y desnuda-

que me mata de silencio, de mar sudado.


Me escucho de dentro de los labios

reventada de versos torcidos

que no hacen sino mecerse en el abismo

ignorando que no son más que el respirar

de una tinaja con pulmones de pez desbocado.


Me pienso muy calladita escondida en un dedo,

en la lágrima furiosa que cabalga mis hombros,

en el reír que brota de la ballena azul

que escondo en mi nuca desierta.


Me siento desde mar y así me grito.

Acabo encontrándome sobre la orilla,

deshinchada de tantos rostros y tantos miedos,

soplando mil conchas agitadas de sangre.

Me siento desde mar que lucha por huir de sí mismo

y que jamás se encuentra. -¡Pisoteo sus olas con furia!-

y me busco con ansiedad que abre llagas en los brazos;

me busco gritando sorda,

me busco llorando arena.

Me persigo desde dentro.

Nunca llego. Nunca acabo.



(Poemario de 1995)