miércoles, 30 de diciembre de 2009

DESENCUENTRO (FELIZ 2010)


No sé qué mal sueño tuve anoche
que en la mañana de hoy -apenas sin notarlo-
descubro que he desertado de mí, de yo, de lo de antes...

No sé qué enigma quedó sin descifrar
que ahora me danza en la moral como un poseso
y me otorga la identidad de lo perdido, de lo extraviado en algún km.

No sé qué parte de mi alma le fue infiel a la otra
que ya voy sintiendo los celos rondando este órgano sin sangre
que es mío/pero no es mío y al que pertenezco.

No sé por que tolero que el odio anide en mi sueño
y de esta forma me sublevo de mi extraña y frágil apariencia
negando todo camino que no responda a mi huella de este instante.

Soy yo la que ha de arribar algún día en la conciencia,
la única que puede desatar la fuerza interna del movimiento.
NOMESIRVELOQUEESTÁESCRITOSINOLOQUEQUEDAPORESCRIBIR...

Siempre poblarán las dudas a pesar de que hablemos de futuro.
Siempre quedará un lugar y un momento
para sentir a piel descubierta el desencuentro.

Historias de amor platónicas y demás imposibles 2.

















LOS ENAMORADOS

Historias de amor platónicas y demás imposibles 1.


Una Vespa sin manillares. Una avioneta sin hélice.

viernes, 11 de diciembre de 2009

INTERIOR DESDE DENTRO



Me miro desde dentro
las pupilas amanecidas de sueño
que giran y se miran...
que giran y se miran...

Me vacío la cabeza desde dentro
ahuyentando cabezas blancas y grises
que se aman,
y se atan mutuamente,
y se imponen, y se olvidan.

Me escribo desde la esquina del codo
y me veo lejos, como huida de una mariposa
de alas estrechas y de besos furtivos, amarrados.
Mariposa de pestañas de cobre
que sujeta entres sus cristales
la parte herida y sangrada del alma.
Mariposa libre, que me cubre y que me acaba
-aleteo de mariposa enamorada y desnuda-
que me mata de silencio, de mar sudado.

Me escucho de dentro de los labios
reventada de versos torcidos
que no hacen sino mecerse en el abismo
ignorando que no son más que el respirar
de una tinaja con pulmón de pez desbocado.

Me pienso muy calladita escondida en un dedo,
en la lágrima furiosa que cabalga mis hombros,
en el reír que brota de la ballena azul
que termina mi espalda desierta.

Me siento desde mar y así me grito.
Acabo encontrándome sobre la orilla,
deshinchada de tantos rostros y tantos miedos,
soplando mil conchas agitadas de sangre.

Me siento desde mar que lucha por huir de si mismo
y que jamás se encuentra. -¡Pisoteo sus olas con furia!-.
y me busco con ansiedad que abre llagas en los brazos;
me busco gritando sorda,
me busco llorando arena.
Me persigo desde dentro.
Nunca llego. Nunca acabo.

viernes, 27 de noviembre de 2009

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Carta a los Reyes Magos

Teniendo hijos, la Navidad no puede pillarte por sorpresa, y como madre previsora que soy, hace unos días ya que empecé a ojear los catálogos de juguetes… en el interior de esas revistillas he encontrado “juguetes” de lo más sorprendente; el tiempo me escasea y no me puedo permitir un riguroso análisis de tantas y tan amplias disciplinas “juguetiles”, sólo voy a centrarme en los denominados “juegos de mesa” inspirados en animales. Y, de paso, aprovecho para pedirle a los Reyes Magos de Oriente mis juguetitos del año (y comprenderé que eso conlleve que cancelen mi suscripción a la Sociedad Protectora de animales, porque no es para menos…)





Empezamos con los más directos, tres claros ejemplos de juguetes que estimulan alegremente la agresividad y la violencia contra animales y bichejos. Cuántos más mates, cuánto más zurres, mejor que mejor… No hay que olvidar que es una actividad sanísima en la que pueden participar hasta cuatro inocentes niños. Un chollo.


A todos los seres vivos nos emociona que nos arranquen las muelas sin anestesia....

Aquí tenemos aquellos que directamente ofenden a la identidad y dignidad del animal. El primero consiste en subir a una pobre tortuga sobre el número máximo de patucos de colores… es un juego de equilibrio, sin duda que estimula el cerebro de los más pequeñines, pero les pido que observen durante un segundo la carita de tristeza-terror de la tortuguita a punto de darse el leñazo.

El segundo es un topicazo que todos los burros odian, son bastante inteligentes y encima están en peligro de extinción.


Y en fin, lo de los hipopótamos ya venía yo advirtiéndolo desde la adolescencia (es bien viejuno ese jueguecito) que aquello no era tan divertido… Los hipopótamos están gordos, y el juego consiste en obligarles a zampar bolas hasta que estallen (que no lo hacen porque el plástico es bien grueso). Sospecho que cerca del cincuenta por ciento de las bulímicas jugaron en algún momento de su vida a ese juego, y que en parte el trastorno procede de ese instante infantil traumático.