miércoles, 24 de julio de 2013

Lord of Salem. Mi cabreo tras la peli.







¿Por qué personas que podrían construir, aparentemente luminosas, se convierten en lepismas y pierden su tiempo y su fe en elegir los contrarios? 

Breve ensayo.En busca del porqué.

 Premisa importante, si tienes la suficiente fe o la insana fascinación como para creer en Satán hay que partir de la base de una emoción directamente relacionada ante el miedo que un Dios verdadero, bondadoso, luminoso EXISTA. Necesitas creer fervientemente en ese Dios que todo lo perdona y que en todos habita para negarlo e insultarlo, sin contrarios ni referentes religiosos no puedes ser un anti-Dios.

Recientemente me han recomendado, como obra de culto cinematográfica la película: Lord of Salem, dirigida y escrita por un peculiar “artista”, Robert Bartleh Cummings, conocido con el apodo de Rob Zombie. Este personaje, tuvo cierto reconocimiento en la década de los noventa como músico, en bandas como White Zombie, en solitario y en compañía de su adorado Alice Cooper. Rozamos un estilo de música que siempre ha sido criticado, la oscuridad, los sonidos empañados de oscuridad, recurridos samplers de bebés llorando, orgasmos simulados  y demás provocaciones cuyo sentido, sinceramente, no alcanzo a entender de pleno. Por supuesto que alcanzo a comprender el magnetismo por las modas radicales, cuanto más raro y más transgresor seas en determinados círculos serás mejor aceptado. ¿En qué círculos? ¿En los que se mide quién llega más lejos sin importar el daño provocado en su recorrido? ¿Reírse de la idea de un Dios que es consuelo para much@s es cool? ¿Provoca risas? ¿Cuál es el límite? Insisto, ¿cuál es el límite? Yo, con absoluta sinceridad, sería mucho más feliz si mi fe y creencias fueran más fuertes, pero a falta de certezas que de momento no tengo  intento regirme por el orden natural básico de aquello que la sociedad considera que está bien y aquello que está mal (este punto merece de muchos matices como modelos de sociedad existen, pero no quiero perderme en tonos y semitonos, casi to@s sentimos de forma natural aquello que ayuda y aquello que daña). Cada día que pasa, pese a no poder clasificar correctamente si es en una fuerza externa o una energía interna en lo que creo, lucho  porque la luz ilumine mis partes oscuras ¿Qué mentes tan vacías e inseguras andan tan necesitadas de dañar a aquellos que sobreviven con su poquito de aliento? ¿Qué moda ni qué tonterías? Me provoca una inmensa tristeza comprobar que a día de hoy también se visten los cerebros… “llevo el calzado que se estila, admiro a Aleister Crowley sin saber bien de lo que hablo, no paro de escuchar el Helter Skelter, llevo los pitillos de rigor (si fueran calzones de lana también las llevaría) y cuando me tomo un cubata de más me echo unas risas sobre Charles Manson y demás ídolos… ahora bien, soy una persona estupenda”. A día de hoy se extiende esta moda… del Underground en muchos casos hemos pasado al “Mud earth underground”, el regusto a lo que yo considero “lo malévolo”,está en boga, es el último grito,  y a través de la apatía y de la necesidad de “descreer” provoca un  vacío estéril que  va “llenando artifciosamente” a las personas “deshabitadas”, el mal es un pasajero al que alimentan lentamente pero con constancia, apenas sin darse cuenta. Contradicciones ideológicas complejas que no tengo ni la formación ni la información necesaria para poder estudiar con debido rigor. Sencillamente me sorprende que personas, no maltratadas por la vida y el dolor, gran parte de las veces lo contrario, personas que han tenido todas las oportunidades y han sido sobreprotegidas, opten por la oscuridad como supremacía fashion, en vez de sentirse atraídos por los valores del amor, en vez de perder el tiempo con supercherías cuando bien podrían estar luchando por un mundo mejor, más justo.

Volviendo a la película, cuya sinopsis y desarrollo es lo necesariamente estúpida, ambigüa, y sangrienta como para conseguir a la pandilla de adeptos “tontainas satanistas” de turno. A partir del pilón de “Las brujas de salem” o “El Crisol”, de quien ya Arthur Miller aprovechó para hacer una metáfora denunciando  la caza de brujas a la que se vieron sometidos artistas e intelectuales durante el gobierno “Macarthista”,( en este caso no por una cuestión religiosa sino política) la historia ha dado para mucho… Este intento de reflexión va a pasar por alto el atractivo o la falta de él que puedan tener los Juicios de Salem, datados por el Tribunal de Oyer and Terminer en 1692. Puritanismo, brujas, recelos y demás ingredientes básicos para que se diese ese hecho, no lo considero de una importancia histórica relevante, ni histórica ni de crecimiento humano. Aquellos que se molesten por mis palabras me podrán decir “tratas de ignorarlo “o muletillas emocionales de ese rango…" Trato de no ignorar nada puesto que creo que el correcto y amplio conocimiento es el único pasaje para coger un tren que no descarrile; pero me gusta emplear mi tiempo en construir cosas bellas y no dejarme horas investigando el origen del mal, pues creo que empleando ese tiempo dejas que en tu pecho entren cardos cuando bien podrían entrar buganvillas floreciendo con tan distintos colores… La fascinación no la comparto, no obstante la denuncio. La película me parece repugnante. No hay necesidad (cuando el músculo de la imaginación está tonificado) de recrear el universo oprimente de Rosemary’s Baby que tan bien retrató Polansky (y que parece que le pudo traer terribles consecuencias) repitiendo escenas, personajes (como son las vecinas) e incluso el estampado que empapela el tétrico pasillo que da a las puertas de las viviendas. ..Sobra todo, desde la falta de una auténtica identidad por parte de la protagonista (que tan sólo da para vídeo musical), pasando por los flash backs desagradables que se repiten constantemente sobre la quema de las brujas, el bicharraco de cuatro falos extensibles, veinte primeros planos del cabrito,  tanto ojos en blanco… y, lo que me horrorizó, imágenes tremendamente desagradables de bebés incluyendo la de uno crucificado. Damas y caballeros: ¡¡hasta aquí!!

Aquell@s que somos padres, tíos, abuelos,  -¡qué narices!-, personas amorosas, no debemos pasar por alto la provocación de la maldad porque sí, por la ignorancia, por la falta de personalidad, por las miles de justificaciones que pueda llegar a dar un ser humano en cuanto a un comportamiento antinatural y malvado. ¿Efectismos? Métaselos en su agujero negro junto al resto de sus galaxias que ya apenas iluminan… 

Yo me posiciono. Lo hago cada día cuando tomo una elección. No paro de cometer errores, no paro… pero forman parte de la lucha por intentar ser una persona mejor. Soy humanamente débil, me vuelvo más fuerte con cada paso que doy hacia aquello que creo que es la posibilidad de una vida en armonía, en la que todos tengamos un hueco y una voz. La paciencia, la tolerancia, aprender a escuchar, la empatía, transmitir luz y amor, forman parte de mis intenciones y tareas diarias, espero poder mejorar en todos los terrenos. Ser un velero para mis padres, una nave para mis hijos, una amable brizna de hierba para el mundo, para todos aquellos que ya quiero y querré. Al igual que Walt Whitman veo a Dios en todas partes, y no es la oscuridad lo que me asusta, sino mi inseguridad de no estar a la altura de la belleza  y benevolencia de la Creación.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Querida Emejota. Me parece muy acertada tu crítica y muy justo tu enfado, al que también me apunto. Un beso.
Tioluis