lunes, 21 de septiembre de 2009

Creatur



Lo inquietante de la silenciosa jerarquía que dirige a los insectos... Caparazones brillantes sobre los que se refleja la luna. Escarabajos que confundo con mis propias lágrimas caídas sobre el suelo. Cristales mágicos que se soplan y flotan como burbujas. Estallo un espejo contra mis rodillas porque la mala suerte siempre pasa de largo. Dichosa sin piel ni músculo escucho como los huesos giran susurrando tu nombre. El eco que recoge un enanito y trae amable a mis brazos. Salpicas corazón y me estremezco en mi hueco de plumas negras. Suave la lengua derrite el hielo. Pasarán mil noches y te seguiré esperando al borde de un acantilado de papel transparente. Para cazar mariposas nocturnas y medir con precisión la altura de las olas. La espuma permanece quieta en mis dedos aguantando la respiración todo permanece. Lluvia de hielo amargo mi cuerpo flota sobre el mar tibio. Escupir flores como un géiser que intimida a los paseantes. Celebrar la sangre comiendo tierra y piedras preciosas. No cabe el dolor en mi puño y me pliego porque no quiero perder ni una sola lágrima. Quedé mortalmente herida saltando contra un muro de piedra. Intensidad baja furiosa el río estrellando libélulas. Escondo en mi vientre gotas de esencia rosa que arrojadas contra el cielo forman nubes. Gris la falta de fe con que conduzco mis pasos hacia el océano, Hacen falta dos para comerse todos los nenúfares que escondo en el mismo armario en el que crecen terribles fantasmas. Salado cuando chupo mi hombro imaginando que soy pequeña.

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