jueves, 17 de septiembre de 2009

La difícil convivencia entre una pantera voraz y una enanita llorona



I

El título lo dice todo.

II

La vida es un tobogán, constante, incansable. Ya sé que es una frase manida que hubiera podido salir de cualquier boca en un momento de insoportable profundidad, pero me resbala, porque mi caso es exclusivo, digno de estudio. Mi vida no es una tómbola, ni un regalo de Dios, ni una excusa para estar sin más. Montaña rusa. Vértigo. Lágrimas. Te quiero-no te quiero.Margaritas decapitadas. Humo de todos los colores. Subidones y bajones. Fiebre y frío. Un jodido tobogán.

III

Dentro de mi pecho se celebra una guerra. El agua es imposible de mezclar con el aceite. Algo parecido pasa con mi parte racional y mi parte animal. ¿Cómo huiré de mi misma cuando mi racionalidad salga a cazar fieras?

IV

Desayuno de la enanita llorona: batido de caramelos, litros de helado, algodón de azúcar y un vaso de agua.
Desayuno de la pantera voraz: la enanita llorona.

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