viernes, 18 de septiembre de 2009

Secretos


Secretos. Cierro los ojos. Me autoinduzco al estado de lluvia que es el del pensamiento. La reflexión me mira de frente asegurándose de si realmente me entregaré a ella. Es una piba comprensiva, se compadece cuando tras haber excavado juntas cien metros salgo con dificultad del agujero con las manos heridas y la mirada sucia de lágrima de barro. Tenemos días buenos en los que encontramos restos de fósiles de animales mágicos o piedras preciosas-bisutería de tierra. La mayoría de las veces salgo herida y con las manos vacías. Con esa mueca desesperanzada que se justifica pensando que la excavación no ha sido lo suficientemente profunda, que la próxima vez...

Secretos. Cierro los ojos. La lluvia ya se mezcla con mi cuerpo excavador y caen lentas las gotas marrones por el río de mi columna. Regreso, hacia atrás... recojo y junto mis huesos intentando formar palabras. . .La tristeza de la separación cuando se ha compartido carne y piel, cuando has amanecido durante mucho tiempo compartiendo almohada y peleando por ese trozo de manta que hace que uno de los dos amanezca con los pies helados. ¿Me falló el amor o la manta nunca fue lo suficientemente grande? El permanente y amargo pensamiento de que nunca se va a remontar. . .que los momentos de felicidad no se repetirán o acaso lo harán con intensidad asordinada, como un polvo predecible y fingido, como la monotonía obsesionada con planchar a la perfección los cuellos de las camisas. Se deja de creer. No reconoces al ser que te arrebató de amor. Los carnavales venecianos y muchas máscaras que retiras sin encontrar ese rostro que te enamoró, y en ocasiones,al arrancar la careta te muestra una faz monstruosa, desconocida. Imposible. El rostro al que amaste se quedó en el borde del mundo, junto a la complicidad y a la eternidad compartida, en el calor de los buenos recuerdos. El alma que amaste siempre quedará en los hijos, los rasgos físicos y psíquicos. . .la separación con descendencia de por medio son ficción y drama haciendo kárate.

Secretos. La lluvia ha dejado mi piel limpia y tersa, sin perder ese trasluz tanático que me caracteriza. Acomodarse y perder la esperanza es prostituirse para la sociedad, cumplir por el miedo de que aquello que tienes (¿tenemos en realidad algo?) se rompa sonoramente, cuando bien podría ser un suave chasquido, cuando bien podría ser que al quebrarse la ramita que aparentaba ser tronco se nos devolviese al camino de nuevo, al concreto kilómetro de la vida palpitante.

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